Labores en el olivar
Una vez realizada la cosecha de la aceituna, comienzan las labores en el olivar. La misión es restablecer el potencial productivo del árbol, el cual dependerá en parte de la cosecha que se haya obtenido durante la campaña anterior.
En primer lugar suele hacerse la poda, aprovechando el reposo del árbol. Ésta nunca debe ser severa e igualmente se deben dejar brotes en ramas principales para evitar las quemaduras por insolación. Al mismo tiempo hay que evitar la proliferación de chupones por el exceso de savia puesto que conducen a pérdida de potencial productivo. Esto se debe a que estas ramas son menos productivas debido a una peor orientación, la cual debe ser alrededor de los 45º.
En segundo lugar se hace necesario nutrir al árbol de forma correcta. Para ello es necesario un análisis de suelo y un análisis de hoja, los cuales sirven para determinar qué elementos nutritivos necesita el árbol. El análisis de suelo nos determina qué tipos de nutrientes existen en el substrato y en qué concentración.
El análisis de hoja nos determina qué nutrientes faltan al árbol, de esta forma podemos determinar qué nutrientes de los que hay en el suelo por su composición no están disponibles para la planta. Normalmente se estima que el árbol necesita alrededor de 15 gramos de Nitrógeno, 4 gramos de fósforo y entre 15 – 18 gramos de de potasio. Además necesita 3 gramos de magnesio y 20g de calcio por cada kg de aceituna producido.
Como recomendaciones generales, siempre condicionado a los análisis de suelo y de hoja, se aconseja el abonado con productos nitrogenados. Así, se debe aportar a la salida del reposo invernal sea del 75% del total de las necesidades de nitrógeno y el 25% durante el endurecimiento del fruto, mientras que el abonado con potasio se recomienda el 25% a la salida del reposo invernal y el 75% durante el endurecimiento del fruto y engorde, es decir, a la salida del verano. Otros nutrientes como boro se administrarán en función del estado del árbol.
Por último, en cuanto a los tratamientos frente a posibles plagas y enfermedades es necesario hacer tratamientos cuando las condiciones del árbol y el clima lo requieran, no de forma sistemática, esta forma de actuar sólo sirve para contaminar el medio ambiente y aumentar el costo del cultivo, por lo que habrá que determinar el grado de infección del árbol o porcentaje de afectación del fruto por la plaga para actuar, es decir, calcular el umbral económico de daños.